Ha plantado un promedio diario de 26 pinos en los últimos 12 años; cuenta con 30 mil plantas para ser sembradas en la próxima temporada de lluvias
Con una producción en sus propios viveros, Minas de Oro Nacional, filial de Alamos Gold Inc., ha plantado más de 106 mil pinos nativos de la región donde opera en el municipio de Sahuaripa en la sierra de Sonora, en las zonas que Mina Mulatos ha ido desocupando en los últimos 12 años de su operación, informó la Gerencia de Medio Ambiente y Permisos de la empresa.
Minas de Oro Nacional, ha plantado un promedio de 26 pinos diarios durante poco más de doce años consecutivos, con los cuales se han reforestado 38.2 hectáreas de las especies nativas de la región, teniendo un éxito de sobrevivencia del 77%, gracias a que también se guardó la capa vegetal del suelo para llegado el momento de reforestar, se cuente con los microrganismos necesarios para tener éxito.
Lo anterior, en torno al Día Internacional de los Bosques celebrado este 21 de marzo, proclamado así por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el objetivo de rendir homenaje a la importancia de todos los tipos de bosques y para generar conciencia al respecto. Este 2024, con el tema de “bosques e innovación”.
El personal de Medio Ambiente de la empresa, ha plantado 82,206 Pino Real en la zona, además de otras especies nativas de la región como Maguey, el Amole, el Nopal, Encino, Algarrobo, Chiltepín, Manzanita y Vinorama. Actualmente tiene listos 30 mil plantas en su vivero para ser sembradas en la próxima temporada de lluvias de julio-agosto.
Cabe resaltar que las reforestaciones se realicen con las especies nativas de cada región, se recolectan desde las semillas, luego se siembran en almácigos, se pasan a macetas y a posteriormente al campo, a fin de que las zonas desocupadas se vayan dejando lo más similar posible a como estaba originalmente el terreno, antes de operar la mina.
Uno de los indicadores que actualmente se tienen sobre el éxito de las reforestaciones, es el pasto que se puede ver en la temporada de lluvias, una de las señales más claras de que el suelo de las zonas reforestadas está recuperado; la vida vegetal y animal en él, desde hongos hasta insectos, son el indicador de que es un terreno restaurado y recuperado.
