La creación de una “superregión” de minerales formada por África, Oriente Medio, Asia Central y Asia Meridional contribuiría enormemente al éxito de la transición energética, según un nuevo libro blanco presentado por Wood Mackenzie en el Future Minerals Forum que se celebra en Riad.

El libro blanco, titulado “¿Cómo puede la Superregión facilitar la transición energética?“, se ha redactado en colaboración con el Future Minerals Forum y ofrece un plan para que la superregión se convierta en una fuerza mundial en la producción de minerales y tecnologías relacionadas con las energías limpias.

Wood Mackenzie calcula que para 2030 se necesitarán unos 400.000 millones de dólares en inversiones para la minería, el refinado y la fundición de minerales esenciales, a fin de colmar la brecha entre la oferta y la demanda y limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.

La transición energética

“La creación de una superregión de minerales ofrece una oportunidad única para que los países de la región colaboren y aprovechen los recursos y la experiencia existentes”, afirma el coautor del libro blanco Julian Kettle, vicepresidente Senior de Investigación de Wood Mackenzie. “La región puede convertirse en líder mundial en la producción de minerales y tecnologías de energías limpias relacionadas y en un contrapeso al dominio de China en el ecosistema de la transición energética”.

El libro blanco añade que para liberar el potencial de la superregión será necesario unir cuatro variables clave: recursos, capital, demanda y capacidades.

“Si la Superregión puede colaborar en las cuatro variables, puede convertirse en una formidable potencia metalúrgica y minera que impulse la transición energética y el desarrollo económico”, afirma Kettle.

África ofrece recursos minerales inigualables  

El libro blanco afirma que, en cuanto a los minerales esenciales para el éxito de la transición energética, África es un claro líder mundial. Con el 79% de las reservas mundiales de cobalto, el 44% de las de manganeso y el 21% de las de grafito, así como importantes recursos de otros muchos minerales, como cobre y estaño, el potencial del continente no tiene rival.

Sin embargo, la inmadurez del ecosistema financiero africano, el subdesarrollo de las infraestructuras y la reticencia a invertir en muchos países africanos hacen que el continente tenga fuertes vientos en contra.  

Oriente Medio aporta las finanzas y la experiencia

Oriente Medio tiene potencial para desempeñar un papel fundamental en la creación y el éxito a largo plazo de la superregión y podría ofrecer la solución a algunos de los problemas de África, según el libro blanco. La región alberga fondos soberanos que controlan billones de dólares y tienen amplia experiencia invirtiendo en el extranjero en infraestructuras físicas y, en algunos casos, en minería. Esta experiencia puede aprovecharse para invertir en cadenas de suministro de minerales en casa y en toda la superregión.

La zona es también, junto con el África Subsahariana, una de las más dotadas naturalmente para la producción de energía solar.

Sin embargo, el informe añade que, aunque Oriente Medio tiene acceso a capital y recursos minerales, carece de reservas y producción considerables. “Oriente Medio produce actualmente el 35% del petróleo mundial, pero no produce cantidades significativas de cobalto, níquel, litio ni grafito”, afirma Sum.

El sur de Asia ofrece un enorme potencial de demanda  

El sur de Asia carece del peso financiero de Oriente Medio y de los abundantes recursos naturales de África, pero como región más poblada del mundo ofrece un enorme potencial como centro de demanda y fabricación de la superregión.

El libro blanco señala que India añadirá 152 gigavatios (GW) de capacidad solar de aquí a 2020 y que las ventas de vehículos eléctricos e híbridos enchufables en India podrían superar los 19 millones de vehículos en 2050, lo que impulsaría un crecimiento sustancial de la demanda de minerales.

“La emergencia del sur de Asia como centro de la demanda, además de su mano de obra competitiva, los bajos costes de capital y el acceso a los puertos, lo convierten en un destino lógico para las operaciones intermedias y posteriores en las cadenas de suministro de minerales”, concluye Kettle.

Fuente: EL PERIODICO DE LA ENERGIA