Las turbulencias del sector bancario sacuden a los mercados internacionales. Qué hay detrás de la escalada del tradicional refugio de valor

El metal dorado recobra el protagonismo ante la inestabilidad bursátil.

La cotización del oro superó este martes los USD 2.000 por onza y se aproximó al nivel máximo que alcanzó en agosto de 2020, cuando registró un valor de 2.075 dólares. La onza del metal dorado tocó un máximo intradía de USD 2.043 en los negocios de materias primas en la bolsa de Nueva York. Acompañaba esta suba la plata, que avanzaba 4,5%, a USD 25,10 la onza.

¿Por qué suben los metales preciosos? Hay fuertes fundamentos financieros y macroeconómicos que vuelven a poner a estos tradicionales refugios de valor en el centro de la atención inversoras.

En las últimas sesiones, el oro subió a paso firme luego de desatarse la crisis bancaria en Estados Unidos, que arrastró también a Europa, por la quiebra del banco estadounidense Silicon Valley Bank y luego los problemas del suizo Credit Suisse, que derivó el fin de semana en el anuncio la adquisición de la entidad por parte del también helvético banco UBS.

La anticipación al fin de las alzas de tasas en EEUU debilita al dólar y fortalece los precios de las materias primas en esa moneda

“Pareciera que el mercado festeja la expansión de la hoja de balance de la Fed (Reserva Federal de EEUU), lo que indica que va a aumentar la inflación. La Fed no pudo desarmar su balance e interrumpió el Quantitative Tightening (endurecimiento monetario); en Europa pasa algo similar con Alemania: lo que se ve es una gran participación de los bancos centrales comprando bonos y agrandando sus balances”, precisaron los analistas de Adcap Grupo Financiero.

“Estas no son buenas noticias. Esto debería estar hablando de una inflación, y los activos financieros van a estar sostenidos con aumentos de precios, pero no se va a ver ese mismo correlato en la economía real. Los economistas no aumentaron sus expectativas de inflación: el consenso a doce meses cae al 3,8% en Estados Unidos”, advirtieron desde Adcap.

Es decir que la cobertura en un activo que mantiene su valor a lo largo de los siglos volvió a convertirse en apuesta segura ante un entorno difícil para los inversores: la conjunción de inflación elevada (hoy en el 6% interanual en EEUU), proyecciones recesivas para la actividad económica y la percepción de precios de sobrecompra para acciones y bonos norteamericanos.

El oro tocó su máximo histórico en agosto de 2020, cuando cotizó a USD 2.075 y volvió a arrimarse a esos valores máximos con otro evento que podría calificarse como “cisne negro”, la invasión rusa a Ucrania: en marzo de 2022 llegó hasta los 2.070 dólares.

Eventualidades como la reciente crisis bancaria y la invasión a Ucrania le ponen presión alcista al oro, una tradicional cobertura

“Estamos siendo golpeados constantemente por grandes eventos y eso mantiene nerviosos a los inversores”, dijo a Reuters Edward Moya, analista senior de mercado de OANDA, refiriéndose a la agitación bancaria global que hizo que el oro subiera casi un 8% el mes pasado. La impactante decisión de la OPEP+ está “impulsando ese comercio de cobertura contra la inflación por oro”, agregó.

Si bien el oro tuvo problemas para salir airoso de su estatus tradicional como cobertura contra la inflación, ya que las tasas de interés más altas para combatir el aumento de los precios también disminuyen el atractivo de los lingotes de rendimiento cero, la desaceleración de la tendencia alcista de la política monetaria de la Fed ante el evento bancario también provocó un fuerte retroceso del dólar, que potencia la cotización de las materias primas denominadas en dólares.

En otro orden, también para impulsar el atractivo del oro, la actividad manufacturera de Estados Unidos se desplomó al nivel más bajo en casi tres años en marzo en medio de condiciones crediticias más estrictas, extendiendo las pérdidas de los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años.

Fuente: INFOBAE