Actualizaciones KREBS® de FLS: más vida útil, menos costos y mantenimiento más rápido
Las bombas de suspensión pueden operar durante años, pero la tecnología actual permite llevarlas a un nivel más eficiente y
El encendido del árbol navideño en el campamento de Newmont Peñasquito marcó un momento de reflexión para quienes trabajan lejos de casa. La vida en mina implica sacrificios que solo quienes los viven comprenden: largas ausencias, cambios operativos que exigen adaptarse y desafíos que muchas veces superan las expectativas iniciales. Aun así, el cierre del año dejó un sentimiento compartido de agradecimiento y fortaleza.
Para el personal, la salud, el compañerismo y los aprendizajes —incluso aquellos nacidos de tiempos difíciles— se han vuelto motivos de gratitud. La convivencia diaria, el apoyo mutuo y la solidaridad han hecho más llevadera la distancia con sus familias.
El encendido del árbol recordó que, dentro del campamento, se forma una comunidad temporal unida por metas comunes. De ahí surgió un llamado directo a mantener esa unión mediante acciones cotidianas: ayudarse entre compañeros, buscar el beneficio colectivo, trabajar con integridad y sembrar día a día conductas que generen orgullo a futuro.
En este ambiente, muchos trabajadores expresaron su deseo de que sus familias sepan que, aunque la distancia pesa, el esfuerzo vale la pena. Cada turno representa una historia más que llevar a casa, un testimonio de responsabilidad y compromiso con un oficio exigente.
El mensaje de cierre fue claro: que esta Navidad encuentre al equipo con gratitud y que el próximo año los reciba con salud, fortaleza y capacidad para enfrentar los retos que vengan, siempre unidos y con la mirada puesta en un mismo objetivo.