En el contexto actual del mundo laboral, los profesionales de Recursos Humanos enfrentan una paradoja cada vez más evidente: se les exige ser el motor cultural y emocional de las organizaciones, pero sin el respaldo estructural necesario para sostener esa responsabilidad. Este desfase entre expectativas y condiciones ha llevado a muchos líderes de RR.HH. a renunciar.
Un análisis reciente expone las 10 principales razones que explican esta tendencia:
- Expectativas estratégicas, trato administrativo: Se espera que impulsen la estrategia organizacional, pero se les trata como meros gestores de trámites.
- Abogan por las personas, sin protección del sistema: Su labor en defensa del capital humano no siempre cuenta con el respaldo institucional.
- Carga emocional sin reciprocidad: Gestionan conflictos, crisis y emociones ajenas, sin recibir contención o apoyo a cambio.
- Construcción de cultura sin cuestionamiento al poder: Se les pide fortalecer valores corporativos, pero se les limita cuando estos valores entran en tensión con estructuras de poder existentes.
- Resolución de conflictos que otros no se atreven a nombrar: Asumen problemas complejos que el liderazgo directivo prefiere ignorar.
- Políticas performativas en lugar de soluciones reales: Son testigos de cómo se implementan medidas superficiales que no abordan las necesidades reales de las personas.
- Priorizar a los demás, constantemente: Su rol exige anteponer el bienestar de otros, sacrificando muchas veces su propio equilibrio.
- Supervivencia en un sistema que no evoluciona: Aunque desean permanecer en sus organizaciones, no están dispuestos a continuar en entornos que solo permiten sobrevivir, no crecer.
- “El corazón” que oculta grietas: Se les idealiza como el alma de la organización, mientras se les ocultan las fisuras estructurales.
- Trabajo invisible y sin reconocimiento: Aportan valor esencial, pero su impacto rara vez es visibilizado o recompensado.
Un llamado urgente a la acción
Este fenómeno revela un problema de fondo: la desvalorización estructural del área de Recursos Humanos, a pesar de su papel central en la sostenibilidad humana de las organizaciones. No se trata solo de reconocer su esfuerzo, sino de replantear el sistema desde donde operan.
En sectores como la minería, donde el bienestar, la inclusión y la gestión del talento son pilares de la sostenibilidad social, este llamado no puede ser ignorado. Apostar por un liderazgo de RR.HH. robusto, protegido y escuchado no es opcional: es estratégico y urgente.