Durante el desarrollo de una de sus galerías, una operación minera enfrentó un desprendimiento significativo de roca. Aunque la situación logró estabilizarse temporalmente, los riesgos asociados a nuevos colapsos hicieron necesario implementar una solución preventiva antes de continuar con la recuperación.
Para garantizar la seguridad y optimizar recursos, se optó por rellenar la cavidad con resina expansiva, técnica que permitió estabilizar la zona y reducir la posibilidad de futuros desprendimientos. Previo a la inyección, se construyó una barrera de tepetate con equipos operados a distancia, lo que evitó la exposición directa de los trabajadores al área comprometida.
Con el uso de tubos de 10 metros de longitud, la resina logró rellenar todos los vacíos, ejerciendo presión positiva sobre las paredes de la cavidad y contribuyendo a su consolidación. Esta estrategia permitió que la mina retomara las labores de excavación bajo un techo de espuma segura, protegiendo tanto a los operadores como a la estructura.
El uso de resina expansiva no solo ofreció una solución inmediata, sino que también mejoró la seguridad a largo plazo: la compresibilidad del material permite distribuir los esfuerzos del terreno sobre todos los marcos, optimizando su capacidad de soporte.
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