Quien más quién menos, todos hemos oído mencionar muchas veces los perjuicios, a corto y a largo plazo, que produce el ruido industrial. Incluso yo mismo les he hablado en otras ocasiones de los daños permanentes que poco a poco puede producir la exposición al ruido. Y si analizáramos en detalle cada uno de nuestros puestos de trabajo y las herramientas y maquinaria con las que trabajamos, veríamos que en cada caso se ha hecho todo lo posible por reducir el ruido al mínimo. Pero en esta charla no quiero hablarles sobre el ruido industrial, sino el ruido al que estamos expuestos cuando salimos de aquí, especialmente el ruido al que estamos expuestos cuando nos divertimos.

La industria del entretenimiento o de la diversión nos produce muchas satisfacciones, pero también nos puede causar muchos problemas si no sabemos utilizar correctamente o no podemos controlar las fuentes de esos problemas.

Consideremos, por ejemplo, el caso de los radios con auriculares o cassettes que hoy en día son utilizados frecuentemente tanto por peatones, corredores, ciclistas o cualquier persona que practica un deporte o realiza una actividad en privado. Estos auriculares, que ofrecen una audición privada de la música o programa favorito, al combinar los niveles altos de sonido provenientes de la audición y la supresión de sonidos externos (tales como el de los motores de automóviles, sirenas de ambulancias y bocinas de camiones), pueden producir daños en la audición e incluso accidentes.

Es frecuente atribuir los choques entre trenes y automóviles al ruido excesivo proveniente de las radios de los vehículos, que reducen la posibilidad de oír el silbato o bocina de aviso de las locomotoras. Además, el llevar las ventanas cerradas aumenta el problema. Siempre que conduzcamos nuestro automóvil oyendo la radio tenemos que tener en cuenta el aislamiento interno que nos está creando el ruido de la radio y de qué forma puede afectarnos este aislamiento en la conducción en general. (Hace un tiempo leí en una publicación que la razón que hoy día las sirenas de la policía, de la ambulancia y de los bomberos son tan elevadas es debido a que, hace años, cuando el ruido que emitían estos medios de avisos eran más bajos, no los podían oír los conductores que iban en sus automóviles oyendo la radio).

Algunos conductores llevan la radio tan alta que 'su música' puede ser oída a más de 100 metros de donde están ellos. Y si uno tiene la desgracia de tener que pararse junto a ellos en una luz de tráfico, a veces el ruido es tan alto que incluso es imposible mantener una conversación con el pasajero.

Para algunas personas, el valor de entretenimiento de una motocicleta parece que es aumentado o engrandecido por su ruido. Además de la molestia que cause a los peatones, el ruido puede causar un daño en la audición de su conductor.

Otra forma de 'frustración acústica' es la que producen algunos programas de radio, televisión y proyecciones de películas que tienen una música de fondo o 'ruidos cosméticos' tan altos que dominan y ahogan las palabras de los actores. A pesar de la ambientación que puedan crear todos estos sonidos, la realidad es que producen una molestia, consciente o inconsciente, en los espectadores. Quizá alguno de ustedes se esté preguntando: "¿Y qué puedo hacer yo para remediar esa situación?" ... Siempre hay algo que podemos hacer para solucionar los problemas a que nos exponen otras personas u organizaciones. En este caso, si comprobamos o hemos comprobado alguna vez que el cine local al que asistimos normalmente acostumbra a tener el sonido de las proyecciones excesivamente alto, podemos hablar con la gerencia del cine para que considere la posibilidad de reducir el volumen.

Y tratando sobre este tema, es esencial que pensemos en los miembros de nuestra familia, principalmente nuestros hijos. Muchos de los que están al frente de la industria del entretenimiento y la diversión pertenecen a las juventudes de las décadas de los 80 y los 70, en que se empezó a elevar excesivamente el ruido de la música, sobre todo del rock and roll. Ahora estos señores están programando material de la forma que a ellos les gusta y lo que consideran natural. (O quizá la razón sea que ya perdieron muchos su audición y necesitan elevar los controles y necesitan oír lo que programan...)

Los que somos padres no tenemos por qué aceptar esta situación. Tenemos que pensar que los niveles altos de música a los que están expuestos día tras día nuestros hijos, les pueden dañar su audición para el resto de su vida. En la primera etapa de la vida, las personas gozamos de nuestra audición más aguda; pero la pérdida de audición, producida por el ruido, es permanente y no se puede recuperar (incluso removiendo el ruido en espera de rehabilitar los nervios muertos).

Es necesario que nos acostumbremos a pensar que esa música elevada que escuchan nuestros hijos no es inocente, por muy bonita que sea. Hoy día hay estadísticas que demuestran que las personas que han estado durante muchos años habitualmente expuestas a un ruido elevado, tienen en su edad madura un nivel de audición mucho más bajo que otras personas.

En este sentido también podemos hacer otras cosas. A veces, la solución puede ser tan simple como acercarnos al televisor, o incluso más fácil todavía, con el controlador remoto bajar un poco el volumen. Aparte del posible daño en la audición, el ruido o sonido alto produce cansancio y a la larga un estado de estrés e incomodidad.

En la actualidad, uno de los problemas más graves que tienen muchas ciudades y urbanizaciones es el ruido: ruido de sirenas, de vehículos de servicios y emergencias, ruidos de automóviles y motocicletas, ruidos de martillos neumáticos rompiendo el asfalto, ruido de maquinaria de trabajo en lugares de construcción, y otras muchas fuentes. Ya sé que en muchos casos no podemos evitar estar expuestos a ruidos; pero en otros muchos casos, sí.

Hoy día el tema de la conservación del ambiente es un tema favorito en muchos medios de comunicación. Pero estos medios no ponen tanta atención a la necesidad de considerar también un ambiente acústico saludable y agradable. Como hemos podido comprobar en esta charla, todos y cada uno de nosotros podemos contribuir con nuestro granito de arena para crear a nuestro alrededor un 'mundo acústico' más humano.