A medida que la conciencia sobre la importancia de la responsabilidad ambiental crece a nivel mundial, proyectos como Reefton son faros de esperanza que demuestran que la minería puede ser una fuerza positiva para el medio ambiente y las comunidades.

En Nueva Zelandia lo que una vez fue la mina Globe Progress es hoy Reefton, un santuario ambiental que es ejemplo mundial.

En un mundo donde la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental se han vuelto imperativos, el enfoque en prácticas mineras que dejen una huella verde es más que una aspiración: es una necesidad.

Hoy me siento muy orgullosa de que Nueva Zelandia sea una vez más un ejemplo a nivel mundial. El documental producido por The World Gold Council titulado “GOLD: A Journey with Idris Elba” cuenta la historia de éxito en la restauración de minas y devolución de recursos naturales a la Tierra del Proyecto de Restauración de Reefton, una antigua mina de oro en la Isla Sur de Nueva Zelandia.

La antigua mina Globe Progress, que se convirtió en el Proyecto de Restauración Reefton, es un ejemplo sobresaliente de rehabilitación ambiental integral que incluye la eliminación de infraestructura minera, el tratamiento de aguas, la remodelación del paisaje, la plantación de árboles nativos y el control de plagas.

Si uno visita el lugar, no imagina que una mina operaba ahí. De acuerdo con datos de OceanaGold, que operó la mina Globe Progress, hasta octubre de 2020 más de 130 hectáreas de las aproximadamente 260 hectáreas afectadas por la minería en el lugar han sido completamente rehabilitadas.

Esto ha implicado la plantación de aproximadamente 800 mil plántulas, con planes para plantar otras 200 mil plántulas de haya y manuka antes de diciembre de 2023, además de 64 mil plantas de humedales adicionales.

El compromiso de crear un ecosistema sano y sostenible se refleja en la creación de un lago poco profundo que actúa como sello hidráulico para los relaves, además de plantaciones ribereñas de especies nativas. El objetivo final es garantizar la estabilización a largo plazo de la condición física, química y ecológica del embalse de relaves.

Participación conjunta comunidad, empresa, gobierno y organizaciones civiles.

En Nueva Zelanda sabemos que “no heredamos el mundo de nuestros antepasados... lo tomamos prestado de nuestros hijos”. Tenemos la obligación de preservar y devolver los recursos naturales para que perduren.

Estos valores son compartidos por empresas, comunidades, organizaciones civiles y gobierno, este trabajo conjunto ha sido la clave para el éxito del Proyecto de Restauración de Reefton que no solo es un logro notable en términos de rehabilitación ambiental, sino que también se ha convertido en un ejemplo global de mejores prácticas en la minería.

Es un ejemplo palpable de que es posible equilibrar la explotación de recursos con un fuerte compromiso de restauración y sostenibilidad.

A medida que la conciencia sobre la importancia de la responsabilidad ambiental crece a nivel mundial, proyectos como Reefton son faros de esperanza que demuestran que la minería puede ser una fuerza positiva para el medio ambiente y las comunidades, no solo en Nueva Zelandia, sino en todo el mundo.

Fuente: EL FINANCIERO