Noticias mineras 23 de abril presentadas por Sandvik.
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Por: Luis Felipe Medina, presidente de la Comisión de Sustentabilidad de la Cámara Minera de México.
Hablar de minería en pleno siglo XXI es hablar de futuro. No hay transición energética, ni tecnologías limpias, ni infraestructura sostenible sin minerales que puedan ser extraídos y procesados de manera responsable. Desde el cobre que permite la transmisión eléctrica hasta el litio y la plata que dan vida a baterías y paneles solares, la minería es el cimiento invisible de la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, no cualquier tipo de extracción de minerales puede responder a esta demanda. Lo que se necesita es una minería consciente, moderna y guiada por criterios ambientales, sociales y tecnológicos que reflejen un compromiso genuino con el planeta; una minería que no rehúye los desafíos del presente, sino que se adapta y se vuelve protagonista de un cambio necesario.
El cambio comienza con un hecho ineludible: el mundo necesita triplicar la producción de minerales como el cobre, el litio, el zinc y la plata para alcanzar los objetivos climáticos del Acuerdo de París. México, con su potencial geológico, no solo tiene la posibilidad de responder a esta demanda global; tiene también la oportunidad de contribuir con la producción de estos minerales críticos y hacerlo bajo estándares estrictos de sostenibilidad. La minería consciente no solo acepta este reto: lo lidera.
Cada turbina eólica, cada auto eléctrico, cada sistema de almacenamiento energético tiene algo en común: depende de minerales que nos proporciona la Tierra. La diferencia es con qué grado de responsabilidad los extraemos.
Las empresas afiliadas a la Cámara Minera de México (CAMIMEX) están transformando sus operaciones desde un enfoque ambiental proactivo. Hoy, más del 30 % de la energía que utiliza el sector proviene de fuentes renovables, y ese porcentaje crece año con año.
El compromiso es tangible: Peñoles y Fresnillo plc, referentes globales en la producción de plata, reutilizan más del 80 % del agua empleada en sus procesos mediante sistemas avanzados de recirculación. Además, operan con fuentes renovables. Peñoles, según su Informe de Sostenibilidad 2023, tiene la meta de que para 2028 el 100 % de la energía eléctrica que consume provenga de fuentes renovables. Grupo México, por ejemplo, ha instalado parques eólicos estratégicamente ubicados en el país para abastecer parte de sus operaciones con energía limpia. Por su parte, Minera Media Luna, de Grupo Torex Gold, ha impulsado proyectos de restauración ecológica con enfoque comunitario: viveros, reforestación con especies nativas y la aplicación de tecnologías que reducen las emisiones de sus operaciones.
La responsabilidad ambiental no termina cuando cesa la producción. Uno de los mayores avances del sector es entender que el futuro de una mina comienza desde su diseño. Hoy, los proyectos mineros contemplan desde el inicio un plan de cierre responsable basado en seis principios clave: estabilidad geoquímica, estabilidad física, manejo del agua, desmantelamiento, revegetación, monitoreo y posmonitoreo. Todo ello en coordinación con las comunidades, para asegurar que el impacto positivo de la minería se mantenga más allá de su vida productiva.
Este enfoque ya ha dado frutos. En Sonora, Alamos Gold está realizando trabajos de restauración de las áreas que fueron ocupadas por la mina El Chanate, a través de su reforestación con plantas endémicas. En San Luis Potosí, Minera San Xavier ha sido reconocida por un plan de cierre integral que contempla aspectos como la revegetación y la reforestación, el monitoreo ambiental posoperativo, la remediación de pasivos mineros generados por actividades antiguas y aspectos sociales, con la creación de la Fundación “Todos por Cerro de San Pedro” y la restauración de distintos monumentos históricos. Son ejemplos que demuestran que el cierre de una mina también puede significar una nueva etapa para el entorno y su gente.
Lo más importante: la minería consciente no se queda en el discurso; se respalda con hechos, certificaciones y auditorías. Las empresas afiliadas a CAMIMEX están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, reportan sus avances mediante indicadores verificables y adoptan marcos internacionales como el TCFD (Task Force on Climate‑Related Financial Disclosures) para transparentar su huella ambiental y climática.
Además, cada vez más empresas en México cuentan con certificaciones como “
una Minería Sustentable”, o TSM por sus siglas en inglés (Towards Sustainable Mining); ISO 14001; Certificado de Industria Limpia que emite la PROFEPA; Código Internacional para el Manejo del Cianuro; e IRMA (Iniciativa para el Aseguramiento de la Minería Responsable), entre otros, y participan en la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI), reforzando su compromiso con la rendición de cuentas y la sustentabilidad.
En este Día Mundial de la Tierra, vale la pena recordar que el desarrollo y el cuidado del medio ambiente no son caminos opuestos. La minería consciente entiende que ambos deben ir de la mano; que el verdadero progreso se construye con visión de largo plazo, respeto por el entorno y una relación genuina con las comunidades.
Porque el verdadero progreso es aquel que deja huella, no cicatriz.
Luis Felipe Medina, es presidente de la Comisión de Sustentabilidad de la Cámara Minera de México.