Residuos Peligrosos y El Código CRETIB.
¿Qué características tiene que tener un residuo peligroso? Fuente: Impulso Minero.
En las entrañas del escarpado Red Lake, Ontario, donde la roca es tan antigua como la historia misma, una revolución silenciosa empezó a gestarse. No fue anunciada con bombos ni platillos, sino con un zumbido sutil, limpio, eléctrico. Allí, en uno de los yacimientos de oro de mayor ley de Canadá, Evolution Mining decidió cambiar el rumbo de su historia.
Hasta hace poco, el rugido de los motores diésel era parte del paisaje subterráneo. Pero ese sonido, cargado de humo y calor, comenzaba a parecer un eco del pasado. Evolution Mining, fiel a su visión de futuro, sabía que era momento de escribir un nuevo capítulo, uno impulsado por energía limpia y colaboración real.
Fue entonces cuando el camino de Evolution se cruzó con Epiroc, una empresa comprometida con la innovación minera. Robbie Spekking, de Epiroc, no ofreció simplemente maquinaria: ofreció una alianza. Y Kirsty Liddicoat, al mando de Evolution en Red Lake, no buscaba un proveedor más. Buscaba un socio con quien construir un legado.
El punto de partida fue simbólico: el primer cargador eléctrico Scooptram ST1030 convertido a batería en Canadá. Una máquina. Una sola. Pero suficiente para encender la chispa de algo mucho más grande.
Esta cargadora, modificada a partir de un chasis diésel, no solo representaba tecnología. Representaba un cambio de mentalidad. Implicaba un nuevo enfoque: menos emisiones, menos ruido, más salud, más eficiencia.
Kirsty lo resumió con claridad: “La electricidad de batería es el futuro. No solo por el carbono, sino porque nos permite llegar más profundo sin encarecer la ventilación, sin comprometer la seguridad, sin hipotecar el mañana.”
Este no fue un proyecto de entrega y recepción. Fue una construcción conjunta, día a día, metro a metro bajo tierra. “Más que proveedor y cliente, fuimos compañeros de equipo”, dijo Kirsty. Desde el primer cargador hasta los programas de capacitación, pasando por cada mejora técnica sugerida por los operadores en el sitio, Epiroc y Evolution escribieron juntos esta historia.
Con más de 300,000 onzas de oro por año como objetivo, y una flota eléctrica en crecimiento, Evolution Mining no busca solo cifras. Busca coherencia. Su meta de cero emisiones netas para 2050 no es un eslogan: es una brújula.
Robbie lo expresó sin vueltas: “Mover toneladas es importante. Pero lo es más moverlas con inteligencia, con responsabilidad.”
Y así, lo que empezó con una máquina hoy se proyecta hacia una flota completa, hacia una colaboración cada vez más estrecha, hacia una minería que no solo extrae valor del subsuelo, sino que lo construye en la superficie: en la gente, en la comunidad, en el planeta.
En Red Lake, donde antes el motor diésel marcaba el ritmo de trabajo, ahora resuena un nuevo pulso: eléctrico, constante, decidido. No es solo tecnología. Es una decisión ética. Es Evolution Mining y Epiroc recordándonos que, incluso en las industrias más antiguas del mundo, el verdadero progreso nace cuando se trabaja juntos.
Porque en minería, como en la vida, no se trata solo de lo que se saca de la tierra, sino de lo que se deja en ella. Y ellos están dejando un legado.