La vasta extensión y riqueza natural de Canadá impulsan a sus industrias extractivas, pero su presencia global enfrenta desafíos de responsabilidad social.

La enorme extensión y la riqueza natural inconmensurable de Canadá explican por qué sus industrias extractivas tienen una gran fortaleza. La contribución de las industrias minera y de extracción de petróleo al Producto Interno Bruto canadiense a partir del año 2000, promedia 5%; en algunas provincias, como Alberta y Newfoundland-Labrador, alcanza más del 20%. La fortaleza económica y el conocimiento técnico de estas empresas las ha llevado a invertir cuantiosamente en otros países. En el año 2021, el monto de los activos que poseen las empresas mineras canadienses en otros países alcanzó 195 billones de dólares en 96 países diferentes, mediante 748 empresas. Latinoamérica es la región del mundo con mayor presencia de empresas mineras canadienses

Las industrias extractivas, por sus efectos en el medio ambiente como el uso intensivo de agua, la tala de bosques, la contaminación de suelos y mantos acuíferos, entre otros, así como las disrupciones que provoca en el tejido social, deben observar un estándar de responsabilidad social mayor que otras industrias. De la misma manera, las empresas mineras deben respetar los derechos humanos y los derechos de los pueblos originarios. La responsabilidad social de las empresas mineras debe reforzarse, ya que su actuación como se desarrolla actualmente provoca múltiples conflictos sociales de diversa intensidad. 

Las comunidades de los países que deberían beneficiarse, en teoría, de la actividad minera, buscan por diversos medios detener o al menos modificar los términos en que las empresas canadienses del sector llevan a cabo sus actividades. Así, por ejemplo, el Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, como parte del proceso de Examen Periódico Universal correspondiente a Canadá, recibió testimonios de personas indígenas de diversos países latinoamericanos, quienes solicitaron que las empresas canadienses asuman la responsabilidad por los daños causados por su actuación en la selva amazónica.

Fuente: LA SILLA ROTA