Luca Mining mantiene operaciones normales tras inspección ambiental en Tahuehueto, Durango
Luca Mining confirmó que sus operaciones en el Proyecto de Oro Tahuehueto, ubicado en Tepehuanes, Durango, continúan desarrollándose con normalidad
Las industrias de minería y metales en México siguen siendo pilares del desarrollo económico, pero su fuerza laboral envejece rápidamente. Años de volatilidad, recortes y menor interés de las nuevas generaciones por los oficios industriales han dejado al sector con una brecha de talento cada vez más evidente, justo cuando la transición energética y la demanda de minerales críticos impulsan una nueva etapa de crecimiento.
“Durante más de una década, la minería ha enfrentado una salida silenciosa de técnicos e ingenieros que no ha sido reemplazada con suficiente rapidez. Hoy tenemos una industria con infraestructura moderna, pero con un déficit de mano de obra calificada”, advierte Sofía Morales, especialista en desarrollo laboral del Clúster Minero de Sonora (CLUMIN).
En México, la industria minera aporta cerca del 2.5% del PIB nacional y genera más de 400 mil empleos directos, según datos de la Cámara Minera de México (Camimex). Si se suman los puestos indirectos, la cifra supera 2.5 millones de empleos, muchos de ellos en comunidades rurales donde la minería es la principal fuente de desarrollo social y económico.
A escala latinoamericana, países como Chile, Perú y Brasil viven una situación similar: una fuerza laboral que envejece y una alta demanda de perfiles técnicos y digitales. El auge de las energías limpias, que requiere litio, cobre, níquel y plata, está presionando aún más la necesidad de atraer talento joven y especializado.
La Secretaría de Economía estima que México podría duplicar su producción de minerales estratégicos en los próximos 10 años si logra atraer inversiones y talento en exploración, procesamiento y automatización.
Proyectos en Sonora, Zacatecas, Chihuahua y San Luis Potosí consolidan al país como uno de los principales productores de cobre y plata de la región.
La escasez de talento se agrava por el retiro de trabajadores experimentados y el bajo ingreso de jóvenes en carreras técnicas y de ingeniería. Según la Camimex, más del 35% de la fuerza laboral minera en México tiene más de 45 años, y menos del 20% son jóvenes menores de 30.
“El desafío no es solo técnico, sino cultural”, comenta Morales. “Durante años, los jóvenes se alejaron de la minería por percepciones negativas, pero hoy las operaciones son tecnológicas, seguras y sostenibles. Hay un cambio profundo en marcha”.
Frente a este panorama, universidades, empresas y gobiernos impulsan nuevos programas de formación. Instituciones como la Universidad Autónoma de Zacatecas, la UASLP, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad de Sonora han fortalecido sus ingenierías en minas, metalurgia y geología, integrando módulos sobre automatización, energías limpias y gestión ambiental.
Además, empresas como Grupo México, Fresnillo plc, Peñoles, Newmont, Torex Gold y Pan American Silver desarrollan academias técnicas y becas estudiantiles que vinculan directamente a los jóvenes con las operaciones mineras.
“El futuro de la minería está en manos de una generación que domina la tecnología, entiende la sostenibilidad y valora la seguridad”, afirmó Irma Potes, directora de Desarrollo Comunitario de Grupo México. “La meta no es solo reemplazar mano de obra, sino crear carreras estables y bien remuneradas que transformen comunidades”.
La digitalización está creando nuevos perfiles: analistas de datos geológicos, operadores de equipos autónomos, ingenieros en robótica minera y especialistas en energías renovables aplicadas a la minería.
“Estamos viendo una minería más conectada y sostenible. Las operaciones requieren menos esfuerzo físico, pero más conocimiento técnico y capacidad de análisis”, afirma Manuel Espinosa, coordinador de innovación minera del Tec de Monterrey.