Ciudad de México. – México se ha consolidado como uno de los líderes mundiales en la producción minera, situándose entre los primeros diez productores globales de 16 metales y minerales. De estos, nueve son esenciales para el desarrollo de energías limpias, lo que posiciona al país como un socio estratégico en la transición energética global. Sin embargo, el sector enfrenta retos que amenazan con limitar su potencial.

Contracción del PIB minero e industrial

A pesar de su relevancia global, la industria minera en México ha experimentado una caída en su participación dentro del Producto Interno Bruto (PIB), al pasar de 2.89 % en 2022 a 2.75 % en el último año. Esta tendencia se refleja también en el PIB industrial, que se redujo de 9.09 % en 2022 a 8.63 % en 2023.

Además, la producción minera-metalúrgica nacional sufrió una disminución significativa del 17.6 % en comparación con el año anterior, alcanzando un valor total de 261 mil 610 millones de pesos.

Falta de políticas de fomento y oportunidades perdidas

Especialistas del sector señalan que esta caída no se debe únicamente a factores externos, sino también a la ausencia de políticas públicas que fomenten la actividad minera y atraigan nuevas inversiones. México tiene una ventana de oportunidad en la demanda global de minerales para tecnologías limpias, la cual podría crecer hasta cuatro veces para 2030, según proyecciones.

En el caso de ciertos minerales críticos para la transición energética, como el litio y el cobre, la demanda podría aumentar más de 10 veces para 2050, abriendo la posibilidad de consolidar al país como un actor clave en la cadena de suministro global de energías renovables.

Aprovechar el auge de la demanda global

El panorama internacional es claro: la demanda de minerales estratégicos será crítica para la generación de tecnologías limpias como baterías, paneles solares y vehículos eléctricos. Sin embargo, para aprovechar plenamente esta oportunidad, México necesita desarrollar un marco normativo más sólido y atractivo para inversionistas, así como garantizar la sostenibilidad y el respeto a las comunidades donde se lleva a cabo la extracción.

México se encuentra en una encrucijada: cuenta con los recursos para ser un líder en la transición energética global, pero enfrenta desafíos internos que limitan su crecimiento. Las políticas de apoyo y la promoción de la inversión serán fundamentales para revitalizar la industria minera y asegurar que el país forme parte del futuro energético mundial.