El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que Washington está interesado en que Ucrania suministre tierras raras como parte de un acuerdo a cambio de respaldo financiero en su guerra contra Rusia. Esta declaración se alinea con el "plan de victoria" presentado el año pasado por el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, el cual propone compartir recursos estratégicos con aliados.

Las tierras raras, un grupo de 17 metales esenciales para la fabricación de tecnología avanzada, son dominadas en el mercado global por China, país con el que Trump ha amenazado con una guerra comercial. Ante este escenario, el interés de EE.UU. por los recursos ucranianos cobra relevancia.

Ucrania: un proveedor estratégico de minerales críticos

Ucrania posee 22 de los 34 minerales considerados críticos por la Unión Europea, incluyendo titanio, litio, grafito y circonio. Entre ellos destacan:

  • Tierras raras como neodimio, lantano y cerio, utilizadas en baterías, turbinas eólicas y dispositivos electrónicos.
  • Titanio, con las mayores reservas de Europa, clave para la industria aeroespacial.
  • Litio, con 500,000 toneladas métricas estimadas, vital para baterías y tecnología avanzada.
  • Grafito, con el 20% de las reservas mundiales, esencial en reactores nucleares y baterías de vehículos eléctricos.

A pesar de su riqueza mineral, Ucrania no cuenta con minas de tierras raras en operación comercial y enfrenta obstáculos como procesos regulatorios ineficientes y dificultades para atraer inversiones.

Impacto de la guerra y perspectivas de inversión

La guerra con Rusia ha afectado significativamente el acceso a estos recursos, con el 40% de los depósitos metalúrgicos bajo ocupación rusa y el control de importantes yacimientos de carbón y litio. No obstante, el gobierno ucraniano busca acuerdos con EE.UU., Reino Unido, Francia e Italia para desarrollar la industria minera con inversiones estimadas entre 12,000 y 15,000 millones de dólares hacia 2033.

Actualmente, Ucrania prepara cerca de 100 sitios para concesión y desarrollo conjunto, aunque los proyectos requerirán años de inversión y mejoras regulatorias para atraer capital extranjero.