Alamos Gold avanza según lo previsto en la expansión Fase 3+ del Distrito Island Gold
La minera canadiense Alamos Gold ha informado sobre el avance sostenido de la expansión Fase 3+ en el Distrito Island
“Las personas que rinden en su trabajo son las más propensas a terminar sofocadas por su propia eficiencia.” NO PAGA SER EFICIENTE
Esta frase, que parece una queja común en cualquier oficina, es en realidad la conclusión de un estudio serio, publicado en el Journal of Personality and Social Psychology. La investigación fue realizada por la Facultad de Negocios de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, y confirma lo que muchos trabajadores ya intuían, pero que pocos jefes están dispuestos a admitir: ser eficiente puede convertirse en una trampa.
El estudio encontró que los empleados más comprometidos, productivos y cumplidores suelen ser los que reciben más carga laboral. ¿La lógica? Si alguien hace bien su trabajo y entrega a tiempo, los líderes tienden a pensar que puede con más… y más… y más. Sin embargo, esta práctica, lejos de ser una recompensa, genera agotamiento, desmotivación y, en muchos casos, renuncias.
En contraste, los trabajadores menos productivos no reciben el mismo volumen de tareas ni la misma presión. A simple vista, parecería que se les “protege” de la sobrecarga, mientras que los más eficientes terminan castigados con exceso de responsabilidad, pero sin un reconocimiento real:
Esta dinámica genera una gran injusticia en el ambiente laboral: quienes hacen más, reciben más tareas pero no más beneficios. Y a largo plazo, esto destruye la moral del equipo y promueve la fuga de talento. De hecho, el estudio señala que estos trabajadores eficientes tienden a dejar sus empleos al no considerar justo el desequilibrio de cargas laborales.
Los expertos proponen una solución simple pero contundente: no premiar la eficiencia con más trabajo, sino con reconocimiento real.
Esto implica:
Porque si ser bueno en tu trabajo se traduce solo en más presión, entonces la organización está gestionando mal su capital humano. La eficiencia no debe ser castigada, sino cuidada. Porque las personas que dan más, también se agotan más rápido cuando no hay reciprocidad.
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