Accidente en Mina Frisco: una historia de supervivencia, coraje y hermandad minera

Accidente en Mina Frisco: una historia de supervivencia, coraje y hermandad minera

El viernes 18 de abril de 2025, un estremecedor accidente sacudió la Mina Frisco, ubicada en el municipio de El Oro, Chihuahua. A las 9:30 de la mañana, un estruendo rompió el silencio subterráneo: una calesa cayó desde el nivel 14 al 16, con cuatro mineros a bordo. Contra todo pronóstico, los trabajadores sobrevivieron al impacto, gracias a que el agua acumulada en el fondo de la mina amortiguó su caída.

Desde superficie, testigos del accidente dieron la alerta. De inmediato, se activó el protocolo de emergencia. La calesa de la propia Mina Frisco quedó inhabilitada, por lo que los rescatistas optaron por ingresar a través de las minas conectadas: La Mesa y Granadeña. Así comenzó una operación que puso a prueba la capacidad de reacción, el temple y la solidaridad que caracteriza al sector minero.

La cuadrilla de rescate “Jaguares”, procedente de San Francisco del Oro, fue la encargada de liderar la misión. Mientras descendían por los túneles, una señal de esperanza surgió: los cuatro mineros lograron comunicarse. Estaban vivos, aunque con múltiples fracturas en brazos, piernas y costillas.

El drama dio un giro inesperado cuando, a mitad del recorrido, los rescatistas encontraron a dos de los mineros caminando por su cuenta, con visibles signos de dolor, pero impulsados por su fuerza de voluntad. Los otros dos permanecían en el punto del accidente: uno, inmovilizado por sus lesiones, y otro que se quedó con él para no dejarlo solo.

A las 17:00 horas, los dos que lograron salir por sus medios fueron trasladados a un hospital en Parral. En tanto, el equipo de rescate organizó el ascenso del trabajador más grave. Sin sistemas mecánicos disponibles, los rescatistas lo subieron en camilla a través de un tiro, con maniobras de precisión y coraje. A las 4:30 de la madrugada, el último de los mineros atrapados salió con vida.

Pero la operación aún no concluía. Quedaban 17 personas bajo tierra, entre rescatistas y trabajadores. Uno a uno, entre las 7:00 y las 9:00 horas del sábado, fueron saliendo, tras una jornada que superó las 24 horas.

El accidente en la Mina Frisco se convirtió en un recordatorio del riesgo permanente en la minería, pero también en un testimonio del valor y la unidad de quienes la ejercen. El rescate fue posible gracias a la coordinación entre minas vecinas, la valentía de los rescatistas y la inquebrantable esperanza de las familias que aguardaron en superficie.

Esa madrugada, la minería no solo rescató cuerpos: rescató la fe en la vida, en la hermandad y en la fuerza de una comunidad que nunca se rinde

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