Hay muchos trabajos que pueden ser hechos por un hombre solo. Pero también hay muchos para los cuales se necesitarán dos o tres. El trabajador responsable sabrá cual es la diferencia entre los que necesitan uno y los que necesitan dos o más.

A nadie le gusta el "avivado" que espera que los demás hagan el trabajo por él. Pero tampoco creo que demuestra ser muy inteligente aquél que trata de hacer solo un trabajo que está más allá de sus posibilidades físicas, cuando puede conseguir que alguien le ayude.

Alguien me estaba contando los otros días que en su compañía tienen algunos generadores muy grandes que pesan, quien sabe cuantas toneladas cada uno. En la sala donde están los generadores hay dos grúas elevadas muy grandes.

Para hacer la mayoría de los trabajos una sola grúa es suficiente. Pero muy de vez en cuando hay que hacer reparaciones mayores y es entonces cuando uno de los generadores tiene que ser levantado. Este es el momento en que la segunda grúa es de utilidad. Para hacer el trabajo se coloca una viga muy grande entre las dos grúas y los cables se atan a ellas. En esta forma el peso del generador se encuentra dividido entre las dos grúas y se logra un manejo de seguridad bastante grande al mover esta unidad tan pesada.

Saquemos lagunas enseñanzas de este método. En muchas oportunidades ustedes deberán levantar algo que es bastante pesado - una plancha de acero, una viga, una máquina, etc. Es posible que al ver el objeto que tienen que mover se den cuenta que les va a resultar bastante difícil el poder hacerlo solos y sobretodo hacerlo con seguridad. Este es el momento en que si con toda honestidad pueden responderse a sí mismos que no es seguro que lo hagan sólo deberán pedir ayuda. Será mejor usar esta pequeña ayuda adicional que romperse los músculos de la espalda o dejar caer el peso sobre los tiernos dedos de los pies.

En otras
transportar un objeto, no porque este sea pesado, sino porque su forma o tamaño lo hacen difícil de manejar y el espacio en que debemos moverlo tampoco facilita su traslado.

Este es uno de los objetivos por los cuales existen remolcadores en todos los puertos que acercan a los grandes transatlánticos a su destino. El señor del mar tiene mucho poder pero su gran volumen lo pone fuera de lugar en un espacio pequeño. Es por eso que el remolcador, que a simple vista tiene menos fuerza y es pequeño puede llevarlo a donde corresponde.

Los objetos largos se encuentran también en esta categoría. Es probable que puedan manejarse si consideramos solamente su peso – pero si lo queremos hacer por nosotros mismos, podemos golpear lámparas de luz, o los ojos o cabeza de algún compañero que se encuentra por las inmediaciones. Es posible que aún para mover una caja, o cartón muy grande se necesiten dos hombres, no porque sea pesada para uno, sino porque su volumen puede hacerle perder el equilibrio. Y lo que es aun más peligroso, una carga llevada por un solo hombre puede impedirle ver hacia adelante y hacerle correr peligros muy grandes.

En consecuencia, ya sea la carga pesada, o simplemente voluminosa, no trate de hacerse fuerte y moverla por sí mismo. Pida ayuda y verá que no costará conseguirla. Muchos trabajadores se resisten a pedir ayuda en estas circunstancias porque consideran que su “hombría” puede verse disminuida. Pero es aconsejable dejar de lado estos perjuicios que no tienen razón de ser antes de que la capacidad física sea disminuida temporaria o permanentemente.

Si dejamos de lado nuestro orgullo y hacemos algo tan simple como pedir ayuda, cuando realmente la necesitamos, eliminaremos las posibilidades de accidentes.

Fuente: Grupo Safety&Health Friends Coordinador: Valdivia Gildardo +52 1 272 123 7207