La propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a las importaciones de cobre y aluminio ha generado preocupación entre analistas y actores de la industria, quienes advierten que estas medidas podrían traducirse en mayores costos para los consumidores locales debido al déficit en la producción nacional de estos metales.

En un discurso reciente, Trump señaló que los aranceles buscan incentivar la producción doméstica de materiales estratégicos, como el aluminio y el cobre, necesarios para la fabricación de equipos militares. “Tenemos que recuperar la producción en nuestro país”, afirmó, destacando la importancia de reducir la dependencia de las importaciones.

Impacto en los precios y el mercado

La amenaza de nuevos gravámenes provocó un aumento en los precios del cobre en el mercado COMEX, que subieron un 0.9% hasta alcanzar los 4,2705 dólares por libra, o 9,415 dólares por tonelada métrica. Esto amplió la prima del cobre en la Bolsa de Metales de Londres (LME) a ​​389 dólares por tonelada.

Actualmente, Estados Unidos importa el 38 % del cobre que consume y depende en gran medida de las importaciones de aluminio, con Canadá y México suministrando el 82 % de su demanda anual, según un informe de BNP Paribas.

Industria en transición y costos para consumidores

Natalie Scott-Gray, analista senior de StoneX, señaló que los fabricantes estadounidenses no tendrán otra opción más que trasladar los mayores costos de las importaciones a los consumidores, al menos hasta que la infraestructura nacional de refinación y fundición pueda adaptarse para satisfacer la demanda.

Por su parte, Daniel Morgan, analista de Barrenjoey, destacó que la reapertura de fundiciones de cobre y aluminio en Estados Unidos requeriría inversiones significativas en infraestructura y contratos de energía, lo que no podría resolverse en el corto plazo.

Cambios en los flujos comerciales y efectos secundarios

Si bien los aranceles buscan proteger la industria local, varios analistas advierten sobre posibles consecuencias no deseadas, como un cambio en los flujos comerciales y un incremento en los costos de productos manufacturados, incluidos los automóviles.

Morgan destacó que los principales productores de aluminio en Canadá, como Rio Tinto y Alcoa, probablemente no enfrentarán pérdidas significativas, ya que los costos adicionales serán absorbidos por los fabricantes estadounidenses y, eventualmente, trasladados a los consumidores finales.

La propuesta de Trump, que forma parte de una estrategia para revitalizar la industria estadounidense, podría tener implicaciones económicas significativas y plantea interrogantes sobre la viabilidad de sustituir rápidamente las importaciones de estos metales críticos. Mientras tanto, la industria y los mercados se mantienen atentos a los desarrollos relacionados con la implementación de estas medidas.