Análisis: La complejidad operativa redefine el rumbo de la minería en América Latina

Análisis: La complejidad operativa redefine el rumbo de la minería en América Latina

El nuevo informe Top 10 Business Risks and Opportunities 2025 de EY marca un punto de inflexión: la complejidad operativa ha desplazado por primera vez a los factores geopolíticos y estratégicos como el mayor riesgo para la minería mundial.

Este cambio no es menor. Refleja que el principal desafío para las compañías mineras ya no está tanto en el mercado o en la política, sino dentro de sus propias operaciones. Mantener la estabilidad productiva en minas más profundas, con leyes más bajas y costos crecientes, exige repensar la forma en que se planifica, se ejecuta y se sostiene la producción.


La realidad latinoamericana: minas maduras, presión por productividad

En México, Chile, Perú y Brasil, la madurez de muchas minas está haciendo evidente este fenómeno. Los cuerpos minerales más ricos fueron explotados hace décadas, y la nueva generación de proyectos enfrenta mayores costos de desarrollo, exigencias ambientales más severas y una mayor distancia de los centros de infraestructura.

El resultado es claro: las operaciones se vuelven más complejas y costosas, y la rentabilidad depende cada vez más de la gestión técnica y del conocimiento del personal.
Hoy, una decisión de mantenimiento, un retraso en el suministro o una falla en la cadena de valor puede impactar millones de dólares y comprometer la continuidad del negocio.

La respuesta está en la disciplina operativa y la formación técnica. Las empresas que invierten en planeación, mantenimiento centrado en la confiabilidad (RCM) y análisis predictivo están logrando amortiguar los efectos de esta complejidad creciente.


Tecnología sí, pero con sentido humano

EY señala que más del 20 % de los ejecutivos mineros planea aumentar su inversión en inteligencia artificial y análisis de datos en 2025. Sin embargo, la tecnología por sí sola no resuelve la complejidad: lo decisivo sigue siendo el factor humano.

La región latinoamericana enfrenta una escasez aguda de personal técnico y especializado, especialmente en áreas de mantenimiento, automatización y planeación minera. Formar y retener talento competente será tan estratégico como invertir en equipos o software.

La digitalización debe ir acompañada de capacitación, liderazgo y cultura de seguridad. La mina del futuro será tanto digital como humana: la tecnología amplificará la capacidad de las personas, pero no las reemplazará.


Licencia social y entorno político: la otra cara del riesgo

El informe también advierte que la licencia para operar sigue siendo un pilar esencial. En América Latina, donde la minería convive con comunidades rurales, pueblos originarios y crecientes exigencias sociales, mantener el capital social será determinante para el futuro del sector.

Los gobiernos, por su parte, enfrentan la tentación del nacionalismo de los recursos, aumentando los controles, impuestos o regalías. En este contexto, las compañías que fortalezcan la transparencia, la participación comunitaria y la sustentabilidad real tendrán una ventaja competitiva.


El reto para la próxima década

La minería latinoamericana tiene la experiencia, el talento y los recursos para superar este nuevo escenario. Pero deberá hacerlo con una visión más técnica, más disciplinada y más cercana a su gente.

Los líderes que comprendan que la complejidad no se elimina, sino que se gestiona con conocimiento, innovación y respeto por el entorno, serán quienes mantengan la estabilidad de sus operaciones y la confianza de sus comunidades e inversionistas.

El desafío ya no es extraer más, sino operar mejor.

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