Para ilustrar la forma en que muchas empresas solucionan algunos problemas no hay como recordar una historieta que se dice que tuvo lugar en un pueblecito en lo alto de unas montañas, desconectado casi totalmente del resto del país.

En ese pueblecito parece ser que muchos niños se caían por un precipicio y naturalmente morían. Para solucionar este grave peligro lo que hicieron los campesinos fue invertir todos los recursos municipales para comprar una ambulancia donde pudieran transportar al hospital más cercano a los niños que caían al precipicio. Como ocurre en muchos cuentos, al final tuvo que venir el sabio del pueblo para preguntarles a los concejales si no les parecía que la construcción de una valla o cerca al borde del precipicio no sería un medio más efectivo de evitar la caída de los niños y de no malgastar todo el dinero que suponía el mantener a un chofer constantemente en la ambulancia por si se caía algún niño.

En algunas empresas, de vez en cuando también se reciben recomendaciones muy similares a las de los campesinos de la historieta. Es frecuente que cuando un trabajador se cae de una escalera por haberse resbalado en un peldaño manchado con aceite o grasa, la recomendación sea comprar una nueva escalera, cuando la solución más práctica y económica sería:

a. tratar de ver cómo se puede evitar que el aceite o la grasa llegue a los peldaños de la escalera; y,

b. establecer un procedimiento efectivo para la limpieza o recogida del aceite o grasa si en alguna circunstancia se derrama en la escalera.

A no ser que un equipo o una máquina tenga un defecto obvio o esté en una condición insegura, la solución muchas veces consiste en establecer un procedimiento para evitar que se produzcan accidentes.

Esto no quiere decir que se deba dejar de utilizar el equipo de protección personal necesario, aunque parezca que no existe la posibilidad de que se pueda producir un accidente.