Al cumplirse tres meses de la huelga en la mina Peñasquito, la economía cayó de manera drástica al dejar sin empleo, ventas ni posibilidades a habitantes de Mazapil, El Salvador, Melchor Ocampo y Concepción del Oro. Las pérdidas, advierten, son igual o más graves que en pandemia.

Prestadores de servicios de Cedros reclaman la intervención de las autoridades y se organizan para acudir con representantes de la empresa estadounidense Newmont y los trabajadores para que solucionen el conflicto, pues varias familias ya emigraron de la comunidad.

Sobre toda la franja de acceso hacia la mina por La Pardita, la situación expresada por los lugareños es la misma: ya se padecen los estragos de la parálisis. Pobladores buscan trabajo, los pequeños negocios están en pérdidas y dudan si cierran o se van.

La mina era el motor para localidades como El Rosario, Sábana Grande, San Antonio, El Vergel, La Pardita, Cedros, Nuevo Peñasco, Palmas, Mesas, El Trigo, El Jagüey y Tanque Viejo, en Mazapil, y de comunidades y cabeceras de El Salvador, Melchor Ocampo y Concepción del Oro. Asimismo, afectó a diversidad de proveedores de distintos municipios de Zacatecas y otros estados del país.

Que vean por las familias

La crisis es agobiante para el comercio de Cedros, una de las comunidades mazapilenses más grandes y pobladas, con 1 mil 147 habitantes. Desde tiendas de abarrotes hasta papelerías están en la desesperación, afirmó Javier Contreras Vázquez, propietario de un restaurante de comida corrida.

En su caso, recordó que comenzaba a obtener ganancias mensuales de 17 mil pesos por servir desayunos, comidas y cenas, pero las personas que acudían a la minera se fueron y a él lo dejaron con una deuda de 25 mil pesos, sin liquidez y con un proyecto entrampado de hospedaje.

El mismo problema se repite en otros negocios, por lo que los comerciantes se reunieron para buscar soluciones y plantearon acudir tanto con la empresa como con los sindicalizados para exponer el impacto del conflicto laboral en la región.

“¿Dónde está el gobierno? No se hace presente, que vea por las familias, que sepan que estamos muy afectadas, demasiado ya. Tenemos familias qué mantener, ¿cómo le hacemos? Sí abrimos [los negocios], pero qué ganamos, si la poca gente de aquí apenas viene”, reprochó Javier Contreras.

Cuestionó que las autoridades no intervengan pese a que Napoleón Gómez Urrutia, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, es también senador de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el mismo partido que gobierna a nivel federal y estatal.

“No entendemos cuál es el afán del sindicato para tener parada la mina, que porque no les cumplen, pero reciben vacaciones, sueldo, utilidades, comedor… ¿A qué están jugando?, ahí nos están llevando entre las patas”, se quejó el locatario.

Peor que en pandemia

Mónico Sandoval, habitante de Cedros y propietario de una tienda de materiales, explicó que desde el inicio de la huelga sus ventas se redujeron 50 por ciento. De extenderse el paro de actividades, tendrá que emigrar a Monterrey, Nuevo León, o Saltillo, Coahuila, como otros ya lo hicieron.

Recordó que, cuando inició operaciones la mina, él volvió a la comunidad para emprender el negocio del que se encargan él y su hijo. Sobrevivían por los pagos de Newmont a los habitantes por el uso de suelo, pero cuando se detuvieron las labores, también lo hizo el dinero.

Pedro González, dueño de una ferretería, coincidió en que los daños económicos son elevados y en su establecimiento se reflejaron en una baja de 60 por ciento en las ventas. El saltillense reconoció que no dudaría en regresar a su lugar de origen, pues ya no sería rentable vivir en Cedros.

Sin embargo, hay quienes no pueden abandonar el pueblo. Francisco López tiene una tienda de abarrotes y enfatizó que se queda por su avanzada edad, sobreviviendo con lo poco que vende. La situación que enfrentan, opinó, es similar o peor que durante la emergencia por la COVID-19.

Obligados a migrar

En Sábana Grande ya van tres familias que abandonaron la ranchería, que luce desolada. Cayetana Acevedo Solís, responsable de la Casa de Salud, expresó que el cierre de la mina ha afectado a la población.

Expuso que su esposo se dedica al campo, pero  él y otros hombres de la comunidad tenían trabajo seguro con las empresas proveedoras de la mina. Por el paro en Peñasquito, también ellos han pensado en irse del pueblo otra vez.

Mientras tanto, quienes se aferran a quedarse buscan obtener dinero con la talla del ixtle, que deben malbaratar a 34 pesos el kilo y cuyos compradores van y revenden a mayor precio a Concepción del Oro.

Daniel Puente y Gregorio Torres, habitantes de El Rosario, lamentaron que la migración, que se detuvo con la llegada de la mina, se reactivó con la huelga, pues en esta comunidad se sostenían de las ventas e incluso de recibir en sus casas a trabajadores. Ahora todo es incierto, “pero aquí nacimos”, dijeron.

“Pónganse en nuestros zapatos”

Ante las quejas de los pobladores, los huelguistas de la Sección 304 del sindicato minero reafirmaron que seguirán firmes hasta que se atiendan sus demandas. Se trata de un acto de dignidad, insisten. “Muchos no entenderán, pero solo los que vivimos la situación sabemos”.

Enumeraron los incumplimientos de la empresa. Estos, aseguran, no se limitan al pago de utilidades de menos de 10 por ciento, pues también hay fallas en seguridad laboral, como que trabajan con maquinaria vieja que se descompone “y que no atienden hasta que surge un accidente”.

Los trabajadores permanecen en 17 campamentos en grupos de cinco personas, con roles de guardias de 12 horas, de día y de noche. Cada semana, se citan equipos al relevo para que los sindicalizados regresen a sus lugares de origen por dos semanas.

Aclararon que, mientras estén en huelga, son responsables de atender lo que se requiera dentro de la mina y vigilar el equipo de trabajo. Además, denunciaron que la empresa los mantiene vigilados todo el tiempo con cámaras instaladas en los que llaman “piquetes”, que son los campamentos.

Las banderas rojinegras no se quitarán hasta la resolución del pliego petitorio, advirtieron los sindicalizados. “Podrán sumarse todas las voces que quieran, pero mientras haya cerrazón de la empresa, aquí seguiremos, dispuestos a llegar hasta donde tengamos que llegar”.

FUENTE: NTR ZACATECAS