¿Cuál es su idea de un aguafiestas? ¿Qué es lo que ve mal en la gente? ¿A quién le gustaría enviar a Siberia, si pudiera, con pasaje de ida solamente?

Supongo que todos contestaríamos estas preguntas de manera diferente, pero... déjenme decirles cual es la clase de individuo a quien yo no quisiera tener en el departamento por todo el oro del mundo. Es el trabajador que hace su tarea en tal forma que propicia los acci- dentes.

¿Han ido a una fiesta alguna vez con un amigo que tiene que llevarlos de regreso en su automóvil y que inmediatamente después de llegar y antes de que ustedes hubieran terminado su primer trago ya se había tomado tres, por no decir cuatro? Puede que sea una persona magnífica. Puede contar historias graciosas, animar la fiesta, bailar magníficamente. Puede ser muy amable con las señoras y hasta prestarle al amigo algunos billetes pare sobrevivir hasta el próximo día de pago.

Pero cuando llega el momento de regresar a casa y lo ve como camina hacia el automóvil, lo único que desea en ese momento es que suceda algún milagro pare no tener que irse con él. Saber por anticipado su falta de sentido común en ese momento pondrán en peligro su vida.

Un individuo no tiene que estar borracho en el trabajo pare poner en peligro la vida de los demás. Puede ser un gracioso, un distraído, o un especialista en acortar el camino. Estas debilidades pueden transformar a cualquiera en una amenaza.

A todos nos molesta estar cerca de alguien que no solamente arriesga su vida -sino también la nuestra. Entonces, pare ser honestos con nosotros mismos y con el resto de la humanidad, ¿no será conveniente hacernos un buen examen pare ver si nosotros no adolecemos de la misma falta?

Los anuncios comerciales dicen que el mal olor, mal aliento, o los ojos irritados, son los motivos por los cuales no gustamos a la gente. Pero me atrevo a decir que sí cuando llegamos al trabajo notamos que son muchos los que nos evitan, si en sus caras se refleja cierto temor cuando nos miran, es tiempo que nos detengamos a pensar que parte tenemos en los accidentes que están sucediendo últimamente.

Si al hacer un examen minucioso nos damos cuenta que estamos corriendo riesgos innecesarios y haciendo poner los pelos de puntas a los que están cerca, es el momento de empezar a pensar seriamente en que después de todo seguridad es algo que también nos concierne a nosotros.

Hasta ahora hemos ignorado, por un motivo u otro, las reglas de seguridad; la verdad que no nos hemos preocupado por usar el equipo de protección personal, y las charlas que nos dan regularmente son una buena oportunidad pare descansar un rato, después de todo te- nemos suerte, ya que un descanso de vez en cuando no le viene mal a nadie, me estoy refiriendo a los descansos que salen de la rutina. Está bien que haciendo todas estas cosas no le hacemos ningún daño a nadie, o por lo menos no le hemos hecho daño a nadie hasta este mo- mento, pero . . . si, es verdad, la semana pasada no fue nada agradable ver al muchacho que opera la per- foradora cuando lo llevaban al hospital, y había llegado tan contento por la mañana. Dicen que siempre reía de este asunto de la seguridad. La verdad es que no se sabe si podrá volver a reírse ya que según comentaron su estado es grave.

Tal vez sea mejor empezar a pensar seriamente que después de todo si la compañía gasta tanto dinero, e insiste tanto en esto de la seguridad, no será porque les guste tirar el dinero, deben tener una buena razón para insistir tanto.

Empezando a respetar todo lo relacionado con la seguridad le devolverá el respeto y la confianza que, sus compañeros tenían para con usted. Podrá empezar a protegerse a sí mismo y a los demás y en esta forma contribuir en forma positiva al bienestar de sus compañeros y ganarse la confianza perdida. No creo que haya algo tan importante como gozar del respeto de los que nos rodean. Ganemos ese respeto trabajando con seguridad.